Purim es una de las fiestas más pintorescas del calendario judío. Es muy común toparse con personas disfrazadas, consumo de bebidas alcohólicas, bailes y un ambiente donde se puede palpar la alegría. Entonces: ¿son comparables ambas celebraciones?
por Jonathan Berim – Twitter: @jonathanberim
La simplificación de conceptos es una de las herramientas pedagógicas más importantes que tenemos. Cuando un niño de tres años pregunta qué es el sol, es mucho más sencillo y efectivo decirle que es un foco de luz gigante y muy potente que hablarle de: astros, enanas amarillas y fusiones nucleares. Ya habrá tiempo para alcanzar metas educativas más complejas.
Con el mundo espiritual ocurre exactamente lo mismo. Contar una fábula a los niños es más útil que transmitir las enseñanzas puras y duras. Y no solo aplica a niños.
También los adultos requieren de este tipo de estrategias tanto para transmitir mensajes como para recibirlos. Por eso a la hora de comunicar sobre purim, surge casi mecánicamente el paralelismo con el carnaval. Es así que si alguien busca “purim carnaval” en Google, encontrará cientos de resultados. Desde importantes diarios del mundo hasta instituciones educativas, pasando incluso por sitios web de embajadas israelíes.
¿Es purim el carnaval de los judíos? ¿Hay coincidencias entre ambas celebraciones? ¿Cuáles son los contrastes?
La primera y más relevante coincidencia es la época del año. El calendario judío se rige por la luna y por el sol por lo que las festividades no tienen una fecha fija en el calendario gregoriano. Las festividades cristianas, en cambio, suelen tener posiciones fijas en dicho almanaque. Pero no es así con respecto a Carnaval (y tampoco con Pascuas). Estas toman la luna como referencia lo que provoca una cercanía significativa con Purim (y Pesaj).
La segunda son los disfraces. El carnaval se caracteriza por el uso de máscaras o similares. Durante Purim también es común ver a algunos niños (y quizás algún adulto también) disfrazados. Pero en este punto debemos hacer una importante aclaración. Los disfraces no son parte de los preceptos de día de Purim, una persona que no se disfraza puede igualmente cumplir con las normas de la festividad a la perfección. Así que se trata de una similitud pero sólo porque tomamos una costumbre no esencial de Purim.
Sobre el consumo de alcohol ya dedicamos toda una nota al respecto que pueden encontrar en: http://www.judaismoacademico.com/2015/03/04/purim-cuando-la-mente-nos-juega-en-contra/
Los bailes, que son distintivos del carnaval, también son algo poco importante en Purim. No hay una obligación de bailar. Si pueden darse como una demostración fisiológica del próximo y último punto a tratar pero no como algo esencial.
Para terminar con está comparación nos queda la alegría. Está tiene un rol protagónico en ambas celebraciones. Desde el Imperio Romano que los banquetes para homenajear a Baco, dios del vino, desencadenaban carcajadas entre los embriagados asistentes; similar a lo que ocurría en las Saturnalias o en los festines al buey Apis en Egipto. Pero se trataba de una alegría frívola y pasajera.
La alegría de Purim (y todo el mes de Adar) es mucho más profunda y significativa. Purim no es una simple conmemoración de una salvación en el pasado (de hecho, ninguna festividad judía lo es). Purim es la celebración del presente. Captar la energía especial que plasma dicho día para sacar provecho de la misma. Para conectarse con lo espiritual de una forma superior aún a la racional, de una forma emocional e íntima. Percibir la presencia de Dios incluso en los momentos más oscuros. Sentir el potencial que este vínculo tiene; que es tan grande que puede revertir el curso de la historia convirtiendo la situación más difícil y agónica, en regocijo y alegría.
Otro punto fundamental en Purim e inexiste en el carnaval es la obligación de pensar en el otro. Es mandatario dar regalos a los más necesitados y al prójimo, también celebrar el banquete festivo (generalmente entre varias personas). La alegría no es completa si no es posible contagiarla a los demás y la base de este contagio es que todos tengan sus necesidades satisfechas.
Para concluir, sólo una mirada superficial e infantil de purim, permite la comparación con el carnaval. En cambio, una mirada esencial de dicha festividad nos proporciona una nueva visión sobre el mundo. Una luz de esperanza. Una alegría plena.
¡Feliz Purim para todos!